¿A dónde te fuiste lucero precioso
que alumbrabas por las noches mi vivir?
Dejaste en el sendero un amor hermoso;
y al irte sentí mi corazón morir.
fuiste dulce ensueño, amor mío, me diste
felices horas de ansiado frenesí.
Dime, amado lucero,… ¿Es que me fingiste
lo que, ciego de amores, yo nunca vi?
Sí, tal vez con deseo nos adorábamos
y creímos vivir momentos felices;
pero el obscuro adiós que jamás soñamos
dejó en el alma dolientes cicatrices.
¿Qué misterioso adiós mal interpretado
borró la estela de nuestro amor afín?
Y si en tu ímpetu sentiste haberme amado…
quizá tu corazón no anhelaba el fin.
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¿Dónde están esas rosas que perfumaron
etéreos aires del jardín que fuera
un mágico edén? Y de aquellas que amaron
al bello lucero… ¿Sólo una quimera?