Ernesto l.

Aferrados

      Mis manos, y dedos, ya casi, no cierran, de tantas heridas, infligidas por intentar , dar aunque sea, media vuelta, para abrir , la cerradura, de esa puerta, que me lleva, siempre a mejor, aun así, mis manos , y dedos heridos, duelen mucho, como para forzarla, y casi no cierran, aquí están todavía, aferrados , un día mas, a la vida...