Matias 01

¡LUNA!

¡Luna, como esmeralda herida vagas sola! 

En muriente espacio cruje tu trágico corazón,   

nos miras a través de tu lagrima

y extiendes tu manto de luz en arrojada noche

donde se acumulan los tormentos de cada cuerpo solitario.

 

Inclemente te ven pasar sojuzgada

¿Por qué pecado horrendo, que nuestra miseria olvida, 

blanca piedra en círculos te precipitas?

¿Por qué tus lágrimas de luz, en la noche, humedecen

mi cuaternario corazón que no ama nadie?

 

Luna, de eternas cúspides y platónicas dulzuras,

silenciosamente te vas ocultando

coronada de inhumanas e innatas sombras de tu suerte;

Respiro en la playa un duelo intacto que crece horriblemente

¡Peregrina estas allí y yo rebelde junto a ti! 

 

¿Y quién soy, sino una carga delirante en el camino

persiguiendo en una maraña de sombras, húmedos instantes

que nos sellan esta vida?

Y tú eres esa pupila que evapora la soledad del silencio,

contemplando en el fondo de la pena, las espinas del dolor

  

Luna, emblemática figura del alma enamorada

comienzas a desteñirte con desgano

cuando las sombras se aparean

en el más humano rincón en que se acurruca la ternura.

¡Solo Dios sabrá besar tu corazón cuando te ocultas!