Hoy has abierto la puerta,
me has empujado a salir
de tu casa, de tu vida
de tu corazón, de ti.
Hoy me has echado a patadas
cual perro sin pedigrí
y la has cerrado de golpe
y te has reído de mí.
¡Tan sabio que te pretendes
y no has sabido entender
que yo me fuí de tu lado
que yo de tí me libré
el día en que descargaste
tu ira sobre mi piel!
el día en que tu impotencia
me fustigó el corazón
con tu inquina, con tu rabia,
con tu odio, con tu horror.
Has vivido con un muerto,
con un cadáver de pié
con una momia que hablaba
cuanto querías oír.
Me voy para ver el cielo,
me voy en busca de sol,
a recuperar la vida,
a volver a ser quien soy.
¡Púdrete en los calabozos
de tu mazmorra vital!
porque tú sí que estás muerto,
-nunca llegaste a vivir-
por eso no te enteraste
que a quien creías herir
era tan solo una sombra,
un reflejo en tu cristal,
tu imagen en el espejo,
tu alma en un cenagal,
que nadie jamás te ha amado
que eres un zombi sin más
flotando entre las tinieblas,
perdido en la eternidad,
vagando en el camposanto
de tu miseria moral.
SHEMIRRAMIS