Estás a la virtual distancia
del pensamiento y el recuerdo,
como lo está la vida del alma
y el Lirio de su fragancia.
Te siento allí entrañada,
donde la distancia es nada,
desnuda de cuerpo y forma,
etérea cual certero dogma,
inmune a ser profanada.
Estás donde no te ve nadie,
ni alguien osará codiciarte;
Tu efigie en mi santuario…
Aras donde suelo adorarte.
Y nos ofrendamos ternura,
en esa intimidad privada,
sin ningún recato desnuda,
pero para el mundo vedada.
Y estamos allí sin distancia,
a un paso del deseo y celo,
al borde del suspiro y ansia
y entre confines del cielo.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Noviembre 17 del 2019.