Déjame, señor Jesús Cristo, merecer su tiempo,
Ser el dueño de sus días por venir y
Que la suma de sus deseos acaben en mis labios sedientos,
Quiero ser quien provoque el festín de sonrisa en su boca de fresa
Adornar cada mañana su nombre aquí en mi pecho
Donde la llevo prendida.
Déjame señor, perderme y encontrarme en sus ojos,
En sus ganas de mirarme y decirlo todo sin pronunciar palabras,
Quiero conquistarla, quiero decirle te amo,
Sin que me tiemblen las piernas,
Cubrirla con mi piel cuando tenga frio,
Llenar cada espacio vacío de su corazón abierto al mío,
Quiero y se me antoja escaparme con ella de este mundo
Tomarla de la mano, perdernos juntos.