Un día soñé un sueño,
que quedito me decía;
mira aquellas flores,
en el vergel de la alegría;
era un sueño tan bonito,
que el aroma yo sentía,
como penetraba mi alma,
hasta que la luna se despedía;
llegaba de nuevo el sueño,
ahora con melodías,
que mezclados con los aromas,
un arcoíris hacía;
sus colores eran fuertes,
en tonalidades desconocidas,
solo las veían mis ojos,
porque a ti te presentía.
Soñé muchos sueños,
que siempre me decían;
sonríe a las estrellas
la vida es alegría.
Vuela mujer, vuela;
el sueño me repetía,
llega a la luna plata,
serás feliz algún día.
Seguí soñando el sueño,
hasta que al fin un día;
volaba entre las nubes,
y Él me sonreía.
El sueño se fue saltando,
al ver que se cumplía,
lo que me decía quedito;
un día y otro día.
Tomados de la mano,
hicimos realidad;
todos los sueños soñados,
que en el alma supimos guardar.
Yamila.