Quizá fuera necesario besarte
en la realidad de estar
en la dársena de tus comisuras.
Huidas, retornos y,
entre medias
aletas firmes que se elevan
en un buceo de sueños.
No deseo destruir lo que no dijiste,
ni resistiría otro mar sin color.
Dame cebo para pescar
ese abismo lleno de ti,
y como pez abisal
tragarme la oscuridad
en la agonía
de este deseo.