Cuando amanezca de nuevo
yo podré contarle a ella,
el sueño que tuve anoche
pensando que era una estrella.
Estaba en el firmamento
y yo corría tras ella,
pues no había en el espacio
otra que fuera más bella.
Brillaba como ninguna
y la luna nos miraba,
cuando me acercaba a verla
y luego yo la besaba.
Lágrimas de San Lorenzo
de aquellos besos saltaban,
iluminando la noche
con destellos que dejaban.
Dos astros se habían fundido,
viajaban enamorados,
no se sabe su destino
pues su rastro se ha borrado.
Classman