\'\'Soy la vaina del rayo\'\' / Delmira Agustini
Rayo que surcas la noche y rompes el corazón,
sangrante dejas la herida,
solo misterio, dolor.
Es el día de la boda,
después de años de amor.
La pareja se consuma ante Dios.
Más de pronto,
acaso demasiado pronto,
cuando todavía Dios no se ha ido,
se anuncia el divorcio inexplicable,
divorcio sin divorcio, porque sigue el amor.
Nadie sabe lo ocurrido.
Misterio, solo misterio;
dolor, dolor de amor.
Ni siquiera el Diablo entiende
lo que Dios no consumo.
Y como si Dios no los viera,
los amantes que ahora son,
ante todos, se divorcian,
pero en secreta guardilla
viven un drama de amor.
Pasan los días y pasan...
Los relojes de la muerte lloran en silencio;
nada detiene el tiempo que inefable transcurre,
sin comprender la razón.
Solo los amantes saben (si es que alguien sabe)
lo que ni el destino sabe, pero les depara a los dos...
Y el tiempo finalmente se acaba,
la fecha del divorcio se aproxima,
y los amantes se abrazan con dolor...
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!Rayo que surcas la noche y rompes el corazón!
(Delmira... ¿Qué pasó? ¿Qué paso?)
Se pregunta la poetisa cuando la historia narró;
se pregunta, se pregunta,
y hasta se pregunta Dios...
!Falso! No fue el rayo, no fue un disparo desesperado.
!Fue la centella que conectó corazones imposibles,
y hasta la tierra tembló!
Misterio, solo misterio,
dolor, dolor de amor.
Acaso cenizas de otro tiempo,
de vidas paralelas que vagan en el universo,
y que Dios unió.
Frank Calle (20| nov| 2019)