Sé que el mejor consejo
es el que dan las Santas Escrituras,
teniendo en cuento eso,
muchas criaturas
hacemos lo incorrecto,
por confiarnos, por prestarle atención,
al peor consejero
que es nuestro corazón…
Y cada error merece su retribución,
tarde o temprano vendrá el pago;
el mío ya lo recibí y, sin embargo,
no he podido olvidarte,
ni he dejado de amarte;
aunque ese amor se manchó
por mi apresurada decisión.
apelo a tu amor,
para que me extienda su perdón…
Porque sé que lo que se ama,
se busca y lucha hasta el final
por eso, aquí estoy, Sandra,
para pedirte otra oportunidad…
Dame una oportunidad,
no me cierres tu puerta,
mi esperanza no está muerta;
dame una oportunidad,
para saber al menos,
que en estos restos,
yo puedo cambiar…
Dame una oportunidad,
para saber al menos,
que siendo imperfectos,
lo bueno podemos rescatar…
Aunque tú ya no me necesites,
no quiero quedar solo como tu hermano,
te pido que mi arrepentimiento mires,
y me vuelvas coger de la mano…