Federico Mendo Sánchez

DOLOR COMPARTIDO

 

 

Recuerdo una vez no muy lejana,

conocí a una mujer, no sé su nombre,

iba callada quizás ocultando una pena,

o recordando tal vez, a algún hombre.

 

De esos que hay tantos en este mundo,

que prometen mucho y nada cumplen,

que no nacen de un amor fecundo,

y mancillan el amor de alguien

 

- Hola, como estás - le dije simplemente,

y como si no existiese, no dijo nada,

entonces pensé yo de repente,

esta mujer está decepcionada.

 

Y como iba por el mismo camino,

seguí tras sus pasos hasta alcanzarla,

y mirándola de nuevo le dije: – has tu destino,

busca felicidad, que has de encontrarla -

 

Mas ella mirándome casi asombrada

me dijo: – yo sufro, porque soy humana,

porque tengo corazón y estuve enamorada,

porque amé con fe y con toda mi alma –

 

Porque cierto día entregué mi vida,

sin tener el  miedo que ahora tendría,

y ahora voy buscando como curar mi herida,

porque he perdido, lo que más quería.

 

Y no pido a nadie que se compadezca,

que si tuve culpa lo he reconocido,

pero aquel hombre que actuó con vileza,

no sabe lo mucho que yo he sufrido.

 

Y el llanto entonces brotó de repente,

cogiéndole el rostro le dije: – no llores,

porque esas lágrimas son de alma doliente,

y no se reponen por lo que más quieras-

 

No lloro de pena, me dijo, sino de alegría,

porque todavía habita en mí una esperanza,

porque tú eres mi amigo y mi compañía,

y a ti hoy te entrego toda  mi confianza.

 

Por eso hoy quisiera cerrar ya la puerta,

vivir con mis cuitas acuestas de amor,

y sanar la herida que aún la tengo abierta,

olvidarme siempre de este gran dolor.

 

Pero es que no puedo y conseguirlo deseo,

por eso te digo: amigo, bríndame tu mano-,

enséñame que el perdón es mejor que el odio

y cuando se ama de verdad, es mejor callarlo.

 

Amiga – le dije- te doy todo mi encanto,

te doy mis caricias, te doy mi calor,

pero por favor deja ya ese triste llanto,

y juntémonos hoy en un gran amor.

 

Yo sé que entiendes porque amaste un día,

así también yo amé sin saber a quién amaba,

fue toda mi dicha, también fue mi alegría,

hoy mis ojos lloran desde su partida.

 

Por eso amiga, yo sé lo que es sufrir,

y en esta pena de amor estoy contigo,

hoy la vida nos da una oportunidad de vivir,

y nuestros corazones sufren el mismo castigo .