Una carta a mi hijo
Querido hijo:
Hace tres días
he recibido tu carta.
Recién hoy dispongo
de tiempo para responderte.
Sabes que con el tiempo
que debo disponer
entre mi trabajo y tu madre,
me absorben
la mayor parte del día.
¿Cómo están ustedes?
Me comentaste en la tuya
que Andresito estaba engripado.
Espero esté mejor.
Lástima que tengamos
la imposibilidad
de comunicarnos telefónicamente.
Espero lo solucionen pronto.
Pero eres un testarudo
al no querer tener celular.
Paso a responderte
el tema de tu madre.
Ella anímicamente está bien.
Pero su carácter, y el mío,
como tú nos conoces,
son bastante incompatibles.
Ella se defiende como puede,
y yo trato de hacer
todo lo que puedo.
Eloisa me da una mano,
pero, dentro de sus
posibilidades de tiempo.
Ratifico lo que habíamos comentado.
Después de su mejoría,
haremos lo que hace
largo tiempo hemos resuelto.
Sí, hijo, vamos a separarnos.
Solo un milagro
hará que no lo hagamos.
Esto se está poniendo insoportable.
No por su salud.
Sí porque en muchos
puntos no estamos de acuerdo.
Y tú los conoces.
Ayer casi se cae del sillón.
Está muy alterada
y constantemente va y viene
por toda la casa
con ese sillón rodante.
Trato de ser lo más paciente posible.
Sabes que siempre lo he sido.
Pero esta convivencia
con tu madre
se está haciendo insoportable.
Conoces los motivos.
Me cela permanentemente,
y sabes que son infundados.
Aunque por lo que
me dijiste en tu última,
es como si dudaras
de mi realidad.
No le soy infiel.
Son suposiciones de ella.
Y no logro hacerle
cambiar de opinión.
No tiene pruebas
de lo que ella cree,
y tú tampoco.
Solo puedo decirte
que estoy más
que harto de esta situación.
Cuando puedas llegarte hasta aquí,
lo conversaremos.
Tal vez podamos
hallarle una solución
a este conflicto familiar.
Me siento como perdido,
y a veces pasa
que tengo pérdida de memoria.
Soy joven, pero a veces mi espíritu
me lleva a sentirme como
un viejo de cien años.
Y pensar que tengo la mitad.
Nuestro mutuo razonamiento
y sentimientos entre tu madre
y yo, nos llevará
a una determinación definitiva.
¿Nos quedaremos juntos
o nos distanciaremos para siempre?
Soy consciente de que depende
de nosotros.
Pero nuestros caracteres
y mi hartazgo
tienen un límite.
No te estoy dando
un buen ejemplo, lo sé.
Pero hay momentos
en que tengo
ganas de salir corriendo
de esta casa que en un tiempo
estuvo repleta de amor.
Espero que Andresito
se componga pronto.
Un beso para mi apreciada nuera,
otro para mi nietito,
y un gran abrazo para ti.
Tengamos fe de que
hallaremos una solución favorable
a nuestro matrimonio.
No todo está perdido.
Los quiero mucho.
Tu padre.
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 23/02/2014)