EL TIEMPO QUE AMA Y FLAGELA
Qué sabe el tiempo de nombres
y que sabe de promesas.
Nunca se detiene a oír,
nunca escucha a los que penan.
Impertérrito y audaz
va silenciando protestas
y jamás se detendrá,
en la interminable senda
que marca a su voluntad.
De sus silenciosas formas
etéreas y transparentes,
deja sin pausa la impronta
en el alma y en la piel
Y su marcha impenitente,
causa heridas o agradece,
que se le preste atención
para sentirse presente.
Entre luces y tinieblas
agilmente se debate
y sus ansias no detiene
de ir acaparando seres.
A los más fuertes abate
y no escatima en embates,
para vencer lo que encuentra.
El poder de su mirada
hasta el infinito horada
y no descansa ni medra,
en su eterna galopada.
Tiempo que al tiempo somete,
cuando vence a la criatura
y de darle tiempo al tiempo,
todo los seres caducan.
Marcha orgulloso y ufano,
no sabe de cortapisas
y va saltando fronteras,
sin pausa, pero sin prisa.
Es inodoro e insípido,
no tiene forma ni facha
y lo mismo quita amor,
que lo inyecta sin premisas.
Su azote derriba templos,
como si de polvo fueran
y del hambre se apodera,
o enriquece a quien le sobra.
No se detiene a pensar,
ni le importan las maneras
y va dejando regueros,
de batallas y de guerras.
Su inmensa mano seduce,
o destruye toda huella.
Tiempo de amores y odios,
de bienvenidas y fiestas,
con las fuerza de sus ganas
lo mismo que quita, entrega.
Amores que van pasando
y que el tiempo vapulea.
A.L.
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23/11/2019