Cada año, en las tardes de abril cuando florecía el árbol de upay (Cordia dentata),cuatro hermanitos se disponían a abrir la temporada de comedia musical.
Se improvisaba un escenario, en la vieja carreta adornada con las flores amarillas del mismo árbol que los secretos guardaba de aquellos alegres niños; que jugaban en el corral del abuelo mientras las vaquillas pastaban en otro lugar.
Público y artistas intercambiaban roles, con la intención de saborear el aplauso por alguna actuación y así mantener la hilarante función.
La prima Consuelo, cantaba-quería ser como Libertad Lamarque- . A ella le seguía Irma, la prima más alegre que bailaba y en Chica Ye Ye se convertía. Muy serios los mimos de mis hermanos, arrancaban sonrisas de las pícaras vecinas que se asomaban al escuchar la algarabía. El acto final lo cerraba la declamadora, sus versos enfatizaba con exagerados ademanes que el público seguía con llanto o con alegría.
Así, culminaba la comedia musical, el próximo año se repetiría con actos nuevos que aprenderían en la escuela. Los niños crecieron, los años se fueron y el viejo árbol de sus secretos tempraneros yace bajo el brasero…sus cenizas el viento esparce para llenar de recuerdos los parajes de esa infancia dormida.
“un mes florido
artistas de infancia,
en mis recuerdos”
©Mirna L. Carranza