Mi vida amorosa pasaba
por un momento precario
la monotonía me veía
como acérrimo adversario
por mi diario vivir sedentario
fue una semana estresante
un relax era necesario
pues rodeado de personas
me sentía solitario
ese pensamiento
me llevó a pensar
que queria pasar
un momento relajante
esto me hizo visitar un bar
en el bulevar cerca del mar
desde mi llegada
hice una parada en su mirada
al notar que era la mujer
más hermosa del lugar.
En una rápida ojeada
le dio a mi imaginación
información
su blusa de descontada
luego de un par de bebidas
ya teníamos noción
de nuestras vidas
nuestra atracción
a la ilusión alimentaba
la tentación y su poder de
sugestión
a una noche de pasion nos invitaba
y bailabamos con los ojos
danzando al ritmo del deseo
hasta que besé, sus labios rojos.
Alucinado y poseído
por los dominios del deseo
me desnudo los sentidos
acelerando los latidos
de mi corazón callado
el placer de sentir
sus labios en los míos.
Me tenia anonadado
percibir que había llevado
mi mano entre sus piernas
delirante era sentir
como su lengua agitaba
cual mariposa enjaulada
oh ver su mirada tierna
cubierta de fuego
mientras me besaba
y yo su interior palpaba
con mis dedos.
Esa noche el destino conspiró
para el derroche he inspiró
una embriaguez de pecado
jamás un dedo a logrado
ocultar la luna
pero sin duda alguna
nuestra resolución
se hizo una
y llegamos a su habitación.
Su lengua me llevo
en un viaje al paraíso
su caricia erigir mi esfinge hizo
palpitante por el fruto
de sus delicias
llegue a su pecho
y su piel era delicada
como el ámbar de su mirada
como la ceda más fina
mis ojos escalaron su cima
y tuvo un duelo de esgrima
mi lengua y sus pezones
antes de iniciar el descenso
hacia la mitad de su cuerpo
hice una parada en el huerto
de su ombligo
acaricio mi cabello
mientras seguía el declive
sin problema
dejando una huella de besos
cual caracol en la arena.
Alunice en su monte de Venus
alucine mientras disfrute
lo húmedo de los pliegues plenos
que conforman su feminidad
y me condujeron a la eternidad
sus uñas en mi piel eran el motor
para que mi lengua navegue su interior.
Proactivo se hizo ese deseo primitivo
y nuestros cuerpos en simultáneo
llegaron a un acuerdo
de unirse de sumirse de rendirse
al placer con fuerza
de éxtasis de lujuria
en una danza de mudas vocales
al sentir que nuestras
partes se imparten placer
en partes iguales
y navegue en su cuerpo
al vaivén de nuestras mareas.
Renombramos los suspiros
al pálpito de los latidos
yo en el jardín del centro
de su anatomía
mientras la hacia mía
su rostro lucia
como manzana bañada
por rayos de sol
me hizo el amor
hasta que mi ardoroso torrente
de pasión salió triunfante
como el aliento de un dragón
en llamas de deseo
estremeció el alma de mi corazón
y tuve la mejor eyaculación
que recuerde mi memoria.