Déjame acompañarte
en el viaje de la vida
seré más que un fiel sirviente
hasta el final de mis días.
Seré tu perro de oreja y nunca te dejaré.
Si en algún punto del gran viaje tienes sed
puedes beber de mis labios.
Si en algún momento el frio del bosque
recorre tu cuerpo, el mío te dará cobijo,
mis brazos te darán calor.
Si el cansancio invade
tu mente y tu espíritu, apóyate en mi pecho y duerme,
que durante ese corto letargo yo velaré tu
sueño y tu descanso.
Eternas Lunas.