Tu vientre nos dota ¡fecundos frutos!:
ríos, aves, bosques, lagos y mares,
con sus ruidos fuertes… o diminutos,
que cantan y alegran sus cantares.
Arroyito vienes, cantando luto,
zumbando piedras, entonando lares,
con sangre insana, por mortal poluto,
viajando triste, hasta los manglares.
¡¿Quién te asesina… río cristalino?!
con sus inmundicias y avaricias,
que tu canto llora, grita y clama,
sufriendo dolores la Pachamama,
languideciendo fatal tus caricias,
¡desbordando suplicio tu destino!