Las noches de depresión en el que mi mente no descansa, se pone a hilar lo que brota del oído, lo que brota de la nariz, lo que brota de los ojos, toda la noche meciendome sola. La noche se hace más calurosa, más callada, más densa. La mente no para de pensar con lentitud. La mente aunque ya seca es arrastrada por mi pesado cuerpo, la jala a lo profundo de las cobijas pues el alma llena de llanto pesa. Los pies mientras se asoman a tomar aire y frescura, el cuerpo delgado no para de ahogarse. Mis ideas ya se han ido y dejan mi vista fija, esperando aparezca una solución, silencio, todo está en silencio, el calor se disipa y las respiraciones son más pausadas, silencio, todo en silencio, la luz del celular se apaga y en total fascie desencajada empiezo a dormir.