Guardando del alma un anhelo
cercenas del numen su vuelo.
Debemos volar con el viento
cargando cualquier pensamiento,
que lleve de amor el cimiento
envuelto de gran sentimiento.
Es cada quimera la fuente
que nutre de luces la mente.
Con ellas hallamos consuelo
que trae de luz el adviento
con regio fulgor imponente.
II
Es lumbre la idea que brota
con alas de blanca gaviota.
Vestida con alba ternura
el rayo de fe nos procura,
y lleva esplendor que satura
la vida, de magna dulzura.
Es copa cargada de esencia
con mieles de noble conciencia.
La estela que deja, y que flota
con halo que siempre fulgura,
¡alumbra con grata cadencia!
III
Carecen de edades los sueños
y nacen sin grillos, sin dueños.
Amor, esperanza, ilusiones,
debemos ponerles festones
que ondulen igual que pendones
haciendo vibrar corazones.
El verso que sea el camino
que guíe del mundo el destino,
llenando las almas de ensueños
haremos nacer emociones
que marquen del hombre su sino.
IV
Por eso serán los poetas
del bien los excelsos profetas.
Harán con sus estros vergeles
floridos de rojos claveles,
labrando gloriosos dinteles
que guardan de honor los laureles.
Su pluma será gran espada
luchando con fuerza sagrada.
¡Igual que preciosas saetas
sus rimas serán los lebreles
buscando La Paz anhelada
Autor: Aníbal Rodríguez.