Tengo una buena amiga que es de pueblo, dicen que por eso es pueblerina, yo no se si sea así, pues en lo personal considero, que con tantas dichos, amor y alegría, ella no es que sea de pueblo, es que ELLA ES EL PUEBLO y sin importar donde vaya, nadie se lo quita.
Tengo una amiga que es de pueblo, llora por dentro mientras sonríe, mira el cielo y recuerda, el sol que ya no está, el sol con el que creció, el sol con el aprendió que a veces para brillar, te tienes quemar un poco, que la vida te va oscureciendo, pero al final tu eres el que decides, ser una sombra más, o arder, arder como el lindo sol del pueblo.
Tengo una amiga que es de pueblo, tiene más educación que cualquier persona de ciudad, y no lo digo porque sea algo excepcional, no, solo lo digo porque me parece que tenemos que aprender de personas como ella, que saludan a todos por igual, que siempre pueden mirarte y decirte la verdad, sin prejuicios o pelos en la lengua.
Tengo una amiga que es de pueblo, que es amor de pueblito, que vive del bollito y del suero recién sacado. Sus manitas y sus ojos de trinidad me hacen creer que de verdad Dios sí llega a la tierrita del olvido y de la memoria, en donde cada mañana se canta victoría, solo porque es un nuevo día, y hasta llega a sobrar la alegría, que tanto nos falta en las mezclas de cemento, que construyen monumentos e invaden ésta mala capital, de la que me salvo mi amiga, sí la del pueblo, que siempre había querido tener en mi corazón.