Tiene en los ojos,la mirada ardiente
del volcán que le incendia las entrañas;
saetazos,que lucen con extrañas
luminarias de sol en occidente.
En su boca de granas y corales,
sonrisa tentadora que nos brinda
el nectar de su carne,fresca y linda
con fragancias de nardos y azahares.
Altiva majestad en su persona;
garbo al andar;prestancia de amazona
en su cuerpo gentil,níveo,derecho,
que destaca,pujantes y con brío,
en perenne y salvaje desafío,
las duras morbideces de su pecho...
Autor: José Sánchez Ortigoso