Desconsolado lloraba
mientras la vida seguía
imborrables los recuerdos
la desgracia de ese día.
Sabia que mi destino
estaba atado a esa silla
pero mi mente deseaba
olvidar tal pesadilla.
Fueron pasando los años
marcados por esa vida
con esas limitaciones
tuve que sellar mi herída.
Horas y horas pensando
fue un segundo desdichado
el que truncara mis sueños
dejándome paralizado.
Ahora trato con mi ejemplo
de evitar nuevos fracasos
mentalizando a la gente
para que siga otros pasos.
Classman