Lo reconozco no soy tenor. Y no es por culpa del tabaco. Soy solo un pequeño señor. Que en vez de axila tiene sobaco. Iba de extra en la tabernera del puerto. Hacia el papel de marinero borracho. Más que borracho parecía tuerto. Y salió del escenario a trompicones , pobre. muchacho. Ir al teatro era un lujo. No pagabas si aplaudía. Eso era cosa de un brujo. Ahora lloraba luego reía. Era una ventaja estar en el escenario. Desde allí veía al público. Aunque no me dieran un salario. Porque tampoco era un juego lúdico