yoel alejandro

Jesús o ¿la culpa es de Dafne?

 

Las putas se descorchan como botellas de whisky usado y todo huele a sexo,todo huele a humedad,todo huele a noche atravesada de orgasmos.
Las botellas son como las putas,van de boca en boca,como expertas catadoras de alientos,de mesa en mesa dejándose manosear la cintura,meneándose líquidamente y enrojeciendo gargantas al por mayor.
Las putas se esconden detrás de sus sonrisas perfectamente fingidas,las botellas en su ambarino vestido que no deja ver su corazón de cristal.
Putas y botellas de whisky, están enlazadas por un billete aunque tenga los dientes amarillos,aunque sus sábanas sean cadáveres desenterrados.
Todo es una fiesta que traspasa las emanaciones adolescentes sin destino.
Ante esa grotesca imagen de burdel,micrón al rojo vivo,desenfunda su cerebro animal,su boca se deja seducir por el alcohol y cae en la desnudez de otra piel enmascarada detrás de polvos esotéricos y lengua estofada en salsa alucinógena.

Suena el teléfono,al otro lado del auricular una voz aniñada y llorosa pregunta:
-Papi, ¿hoy nos llevarás a la escuela?
María colgó el teléfono y le dijo a Jesús.
-Bésame.-
Jesús se atragantó con los labios, los prefirió por encima de la promesa, que estalló en pequeños fragmentos de cristal como el cuerpo de una botella.