Vuelve a anochecer, como todos los días. Y otra vez siento que algo se va de mí junto con la claridad.
Todo comienza a llenarse de una extraña y mística melancolía, con sueños que nunca serán y recuerdos que quizás no fueron tan ciertos.
Otra vez me quedo enganchada a la apatía, al desasosiego que acompaña mis noches.
Lentamente me consume, y cuando la llama está apunto de terminar conmigo llegas tú.
Enseñandome la luz que hay tras las estrellas.