Me sonríe nuevamente la suerte del infortunio
y la soledad parece haber volteado hacia mi,
la lluvia removió escombros y ha descubierto mi delirio.
Horridas sombras susurran a mi oído, otra vez perdí;
aquella paz que en mi pecho yacía y mi mente mantenía;
perplejo tan solo en el presente de un futuro venidero,
sosegado con el pasado de un presente nunca aventurero,
envuelto en el tumulto de ideas, que aflorar nunca permití;
derrama mi alma pesares por no ser lo que fui.
Quien más que sol para saber mi desamparo;
una pasión rutilante es el brío de su amor
opacada tan solo por el afán de su pretendida
quien entre estrellas, sola quiere exponer su fulgor.
En su sentir se formaron dédalos de confianza,
caminos inciertos que la alejan más y más de mi
llevándola talvez a la paz que su ser anhelaba
y quizás matando el deseo de junto a mi vivir.
Tórrida bocanada de aire, en mi pecho se incrusto
relegando la frescura de aquel gran amor
que formo una eternidad etérea de solo un minuto
y esfumo de mi pasado aquel gran dolor.