Se me clava el alma cuando con tu mirada me acusas,
cuando repruebas mis decisiones
sin darme razones de cueles son mis errores.
Ni el llanto me redime de dolor tan grande
por nunca saber cómo hacerte la vida agradable.
¿Qué mal he hecho en esta vida para recibir
el desprecio de por quién he sido concebida?
Deseo ser fecunda en bondades
pero como dardos son tus palabras
reprochando mis intentos de agradarte.
A veces siento que me fundo
como hielo bajo los rayos del sol,
que me ahogo en lágrimas amargas,
pues me hundo en ilusiones abortadas
y en negras nubes silenciosas.
Mis penas se quedan desiertas
por no saber cómo sacar de ti padre
tú oculta nobleza,
esa que a otros concedes a manos llenas.
¡Ay padre mío! a causa de tanto desafecto
vivir me producen dolor inmenso,
la vida como fierro me pesa,
me duele por tu ingratitud
hasta desear que me lleve la parca.
¿Porque estás con migo enojado?
¿Por haber nacido niña de tus cuitas me culpas?
¿Por qué no le pides a Dios cuentas de sus decisiones?
¿Temes sus respuestas?
Siento que la vida se me va
sin encontrar en ti respuestas.
¿Por qué tanto desamor hacia quien has creado
Si yo no he pedido venir al mundo
sin ser de tu agrado?
Se me hiela la sangre
cuando escucho tus reproches,
cuando me condenas con la mirada.
Esa mirada despectiva que hace lloviznar mis ojos,
hervir en brasas mis entrañas
porque mis sentimientos ante ti se quedan desolados.
A pesar de tu ya larga ausencia
mis preguntas sin respuestas me persiguen,
mi dolor ya sosegado salen a mi encuentro
y sin reproches te digo:
Te quiero, pese que tú presencia no anhelo.
Luisa Lestón Celorio
Asturias- España
Del Tomo: Bazar de Sentimientos
Septiembre 2019