Yo hago parte de los cobardes que no saben, que no quieren, pedir perdón.
Yo soy débil y mediocre hasta en el corazón,
defiendo ideas escasas y cortas,
aunque tiemble con el alma rota.
Defiendo lo que yo está destruido,
patéticamente cuidando las ruinas de lo que ya pasó,
de lo que ya fue,
de lo que no es,
de lo que no será.
La vida tiene un tono gris aguado,
como una tarde que se va apagando,
en soledad.
Estoy sola y me desconozco.