Amo pronto,
pero hago poco.
Sólo estoy loco,
y por loco estoy solo.
La quiero con todo
y papitas fritas.
Porque su risa,
es intervención divina;
que me alegra cualquier día
-por no decir, “cada día”-.
No me importa lo que digan,
Prefiero morir,
disfrutando
-en amargura-
estos días,
a vivir buscando
el sabor único de sus labios
por el resto de mi vida.