¡Alto a la Violación y Maltrato de Niños!
El arco iris palidece
el sol detiene su marcha
y la mar pierde su ritmo
cada vez que corren lágrimas
por las mejillas de un niño.
El llanto establece marcas
indelebles del maltrato,
del ser que con temor calla,
pero que dañan su estima
y su candor le arrebatan.
Es inaudito pensar
que exista el abuso en almas
ingenuas y candorosas
llenas de amor y esperanza;
ellas demuestran franqueza,
son burladas con patrañas
que dejan pesada cruz
opacando su mañana.
Siempre llegan los alcahuetes
que defienden lo que pasa
son cómplices despreciables,
sin duda en su fuero salta
la carga de tales actos
convertidos en mamparas.
“No debe haber tolerancia
contra estas hienas malvadas
deben descontar su pena,
¡El demonio las aclama!”