Cae la lluvia en los cristales
como escuálidas acequias
desligadas por la brisa...
lánguidos dorados, azules sombras...
en los jardines reclinados por la nieve,
y entre sándalo humedecido
de abandono...
la cálida estrella
se nos anuncia insatisfecha,
en la esperanza
desamortizada...
por su lánguido presente.