Me que me en tus brazos ardientes
con un fuego que no quise encender
fueron mis manos, mis besos que
hicieron que las llamas de tu cuerpo
no se apagaran jamás.
La noche nos atrapo en las suaves
sabana de nuestra cama y poco a
poco se fueron consumiendo nuestros
deseos de amarnos con esa pasión
que el señor nos da.
Nos fuimos amando en silencio
el mundo era solo para nosotros dos
creíamos que lo conocíamos todo
y fue esa noche que supimos
lo que era el amor.
Nos callamos abrasados el uno al otro
y nos fuimos quedando dormidos
al despertar nos miramos, no dijimos nada
solo el sol que entro por nuestra ventana
para mostrarnos que estábamos desnudos
y apreciar nuestros cuerpos y respetarnos
cada día de nuestras vidas.