Guiso de gusanos, ira comprimida, verde en azul,
maestro inolvidable, hábito de tenerte ante mí,
la gracia de Dios en palabras insolentes,
máquina del tiempo sin reloj, demasiado frecuente,
artefacto del porvenir en la que no existe la malicia.
Potaje de ojos subyacentes, pan de gusanos,
jactancia que ya es soberbia, núcleo de la explosivo
que detonará con el BOOM! y el CLACK!
de la política que nos venden a modo de vil metal.
Estofado humano, somos, tácitamente, una pizca
de agua que se hizo universo y muerte inmediata;
somos aura intoxicada por nuestros actos,
somos el hilo que asciende y fractura la esperanza
del hermano que nos tiende su trémula mano.
…Somos, fatalmente, un traqueteo preciso;
y tenemos por norma coleccionar
billetes omnipotentes
para acabar pagándonos un réquiem
digno de estúpidos reyes.