Eres rubia rosa que mi corazón inflama,
tu guedeja se desliza como suave seda
por tu sutil dorso donde libre se hospeda
y como ígnea cascada por todo él se derrama.
Como lluvia de oro y grana a mi corazón llama,
y su aroma, como el de fragante rosaleda,
se expande a lo largo y ancho de la vereda
en la que mi apasionado amor por ti clama.
De mi enamorado corazón divina rosa
oye los tristes ruegos de tu eterno cautivo
que por tu deífico amor tanto se aflige y llora.
A tu magnánima indulgencia siempre implora
de tus corales carmesí un beso furtivo,
mas tú nunca has querido ser con él generosa.
Suspiros y sueños de amor