Hoy va a pie mi corazón,
en silencio, en retirada
jadeando su sed inacabable,
meditabundo,
con una migaja de fe,
como pastor
canturreando a su inseparable
jauría de tristezas
Quien sabe por que huyo
Quien sabe por que siempre estoy aquí mismo
ausente,
ajeno a mi propia almohada
como viudo tierno
velando a su amada herida.
¡Mi corazón ya es una piedra desnuda
que no ha de sangrar nunca!