Amalia Beatriz Arzac

Sin permiso

 

 

Entraste en mi vida

de manera distraída,

por el sendero vedado

a tontos descuidados.

No pediste permiso,

no tocaste la aldaba,

te atrajo la luz de la rendija

que abrió el paso.

Al principio no hablaste,

tus ojos me miraban,

rompiste el mutismo,

dulce voz tan delicada.

El permiso del abrazo

lo dio mi mirada,

me diste tu calor,

ensoñación deseada.

La llegada a mi boca

Fue un encuentro casual,

el camino del suspiro

te la hizo rozar.

De allí en la rendija,

de manera distraída,

asoma tu alma clara,

invitación a tu vida,

por el sendero vedado

a tontos descuidados.

 

A.B.A. 2016 ©

Amalia Beatriz Arzac

Buenos Aires-Argentina