El danzón de letras extrañas y palabras enarboladas ha iniciado su diabólica tonada.
Ellas oscilan a su propio ritmo, en tonos y tiempos descoordinados de la realidad en mi mente, aun así solo trato de seguirlas, debo de admitirlo, hay cierto encanto cuando ellas toman el mando, puesto que ocasionalmente son posesivas y grotescas, completamente llenas de verdad.
Entonces, una horrible sinfonía llena de terror se apodera de mí ya muy distorsionada mente, llevándome al filo de un acantilado que muchos llaman locura.
Y a decir verdad, no recuerdo si ya he caído o no.
Eternas Lunas.