VICTOR SANTA ROSA

NEGLIGENCIA.

 

 

(Estampas y realidades

de nuestro agro)

 

En mi rancho de campo,

asentado a la vera del río,

una noche de lluvia y rayo,

nos nació nuestro Crío.

 

Si un Crío:

Tan de ella y tan mío,

criado entre montes y bajos,

y  dulce trino de pájaros.

 

Más una noche oscura,

el búho ululaba

y el gallo callaba.

 

Y alarmé con premura,

por ese ulular que espanta,

y que inquieta mas no hiere,

porque cuando el búho canta;

Se dice…  El indio muere.

 

Y coincidencia o presagio,

m niño de fiebre quemaba,

tiritaba de frio y lucía pálido,

mientras el brebaje le daba.

 

Más pronto que luego,

bajo lluvia y tormenta,

tomé a galope mi bestia,

por el Doctor del pueblo.

 

Y empapado de agua y ansias,

le supliqué a mi choza viniera,

ofreciéndole traerlo en ancas,

antes que mi crío muriera.

 

Dijo que a mi choza no iría

porque no era médico rural

y que si consultarlo quería,

lo trajera al hospital.

 

Y me volví velozmente,

sin importar la tormenta,

mientras el doctor indolente,

cerraba tras de mí su puerta.

 

El rayo el cielo hería,

el trueno bramaba,

Mi corazón palpitaba,

algo tétrico presentía.

 

Llegando a mi choza,

el búho ululaba,

y dolida mi esposa,

a mi crío lloraba.

 

Lo tomé angustiado,

yacía inerte y frío,

y dije ¡Oh Dios mío!

No te lo lleves de mi lado.

 

Y se me fue muriendo mi crío,

lentamente, muy lentamente,

como muere un pajarillo

y yo, lo abrazaba impotente.

 

Que me perdone Hipócatres,

de la medicina padre,

por ese juramento hipócrita,

del que hace tanto alarde,

aquel que con título asesina,

por su negligencia mezquina.

 

Autor: Víctor A. Arana.

(VÍCTOR SANTA ROSA)

Diciembre 3 del 2019.