Zoraya M. Rodríguez

**~Microcuentos XVIII~**

  1. El Espacio

 

Había una vez un universo frío. Y cayó sin el mundo hacia el universo, o sea, al espacio. Y él se topó con un monstruo universal. Y éste que le habló y le dijo: -“oiga, no me oyes estás en el espacio”-, y él a lo que le respondió fue…, “oiga, no me oyes tú, que vuelo y no me importa”-, y estuvo en un sólo destino caer de paracaídas.



Moraleja: “Estar donde estás no te impide ser feliz”.

         

 

El Conejo



Había una vez un conejo salvaje en medio de la montaña. Y éste le dice a la montaña, -“oye, yo quiero ser como tú tan alta”-, y la montaña le dice, -“y yo quiero ser como tú, un conejo hermoso que corre por mí por la montaña más alta de la ciudad”-, y los dos quedan hablando, de pronto el fin del mundo llega. La montaña cae en pedazos y el conejo muere. Y los dos dicen…-”ay, si yo hubiera sido Dios”-.



Moraleja: “No se debe de negar lo que en esencia uno es, y todo porque Dios castiga”.

 

 

La Montaña



Había una vez una montaña en pináculo. Y el viento le dice, -“oye, tan alta como yo, no te da miedo las alturas”-, y la montaña le dice, -“no, y a tí no te da miedo volar lejos y soplar fuerte”-, y el viento le dice, -“esa es mi virtud y mi función”-, y la montaña le dice, -“pues, también es mi virtud ser alta y soportar a tu viento soplar…”-.

 

Moraleja: “A veces la virtud de uno es la esencia de poder ser”.

 

 

El Viento



Había una vez el viento y estaba soplando lejos desde aquel mar abierto, y entonces, el viento, le dice, “oye, tú tan mojadita no te da fríos…”-, y el mar inquieto y bravío, le dice, -“y tú molestando no ves que estoy impaciente…”-, y el viento le dice, -“no eres tú, que soy yo”-, y el viento sopla y le hace levantar una ola…, y el mar le dice, -“oye, vete de aquí, que estoy bravío”-, y el viento el dice, -“es que tú sin mí no puedes vivir…”-.



Moraleja: “Sin los elementos terrestres no podemos vivir”.

 

La Casa del Viento



Había una vez un silencio autónomo. Es la casa del viento. La que hacía volar al propio viento y la casa le dice al viento… -“oye, dame fuerzas aquí para sentir volar…”-, y él el viento le hace estremecer la casa del viento… y hasta la destroza, y entre escombros la casa le dice al viento… -“oye, eres el viento sí…”-.



Moraleja: “No se debe desafiar con las fuerzas que uno posee”.

 

La Lluvia



Había una vez una gota de lluvia en una hoja en la alborada. Y la lluvia le dice a la gota en la hoja, -“oye, tú tan bella, y de ahí no te caes, y no resbalas por la hoja…”-, y la gota de lluvia le dice, -“es que soy rocío del amanecer, y soy así tan hermosa…”-.

 

 Moraleja: “No se debe de sentir el menosprecio”.