Tiene la escuela de libros ilegibles
de trajinados zapatos que no tira
y ha separado la verdad de la mentira
que supo discernir en lo vivible.
Tiene la formación de lo mundano
ni Sócrates ni freud para el provecho
apenas de su historia saca pecho,
de aquello que se toca con la mano.
Y supo del aroma de las rosas
cuando sus manos sangraron en espinas.
¡En esa facultad bebió las cosas!
sentado en el café de aquella esquina.