Diego Nicolás García Contreras

Arbalartroz (8)

El ente mío;

teorema primo,

augurio fallido 

de luz un desvarío.

Amarillo de fiebre,

por dentro corroído.

He corrido por los mares a destiempo

He deambulado cerca del abismo

Y no me he caído.

Solo de frío,

por querer encerrarme en la madriguera, 

por querer abrazar al árbol más grande,

por intentar abordar los líos de las águilas sin nido,

de los peces sin destino.

Del rebote del sol al conjuro, desde prepucio del mundo estuve tendido. 

Adolorido.

Regocijándome en la arena, 

aceptando míl saludos de desamor, 

delirando en el polvo, 

amando la cal.

Tiñendo de barro rojo las columnas desnudas de quien decide abortar. 

Descansar en el parque 

para respirar, para no pensar; 

Jugar a cualquier juego, 

con los números, digitando baldosas.
Abanicando con palmeras a los desvalidos,que cubiertos de miedo,

se quisieron derrotar,

lanzarse de cara al huiro.
 

La pasión del hundido,

el tenaz mundo de perfumado, que acaba donde siempre;

en la misma esquina donde me fumé la gloria.
Tras el mismo borde. 

Acampando miradas,

desnudando carteras,

agonizando campanas.

Tensiones vanas son mis praderas,

canciones sanas son mis quimeras. 

Y la locura 

No me ha de olvidar.