Habilitado en cancha mientras oscuros opositores
dan en cada paso una proclama maciza,
la que conserva el tono durante milenios.
Sujetado a esas venas, marcando el ceño,
sufriendo por dentro, sofocado luego;
me mantengo pensante y vigoroso ante virtudes
que me desdeñan y ya no acompañan.
Corrompido me alejo, en silencio,
hacia otro ruido, otras cabezas,
ya sin maldad salgo a vitorear mi calma.
La bienvenida es antropomorfa,
de cantares modernos, tibia y fabulosa.
Mis penurias en una jarra me cuentan lo ocurrido.
Mis vaivenes se amalgaman en un puño cerrado
que dulce y amargo se muere
por conocer a esa mandíbula jocosa,
y por romper esa crisma.
Avejentado vuelco sobre placeres no entendidos,
durante sueños, cual lava incandescente
desintegro esa malicia suburbana
y la felicito, la otorgo a dioses.
Figuras ominosas, encantadoras, asesinas,
remueven y sacuden esas galopantes feromonas,
corrompiendo a miles de hormonas andrógenas
que recitan cuentos de hazañas pasadas y presentes.
Vierto la costumbre seca del pesar en un trapo,
camino esquivando balazos y me luzco en ello,
aun así no divierto a nadie mediante tal actuación,
ya no respiro, ya tirito, ya va siendo hora
que aterrice el navío y produzca alimentos.
Desde algun lugar, esa formidable pieza única,
aún no sabe que su alma gemela
proclama estas letras...