Deséame,
con el misterio de un mar profundo,
con el desquicio de un puberto
ávido por darme un beso;
con el mástil erguido
y tus campos cubiertos de rocío nocturno;
con la ternura sutil de un ciervo
y la ferocidad de un león hambriento.
Deséame,
porque yo también te deseo.
De: Diana Janeth Reyes Diáz.
( Diana Reydz )
Publicado el 07/12/19
12:12am
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