Ya he agradecido en casa
los favores de tu DIVINO CORAZÓN.
Nuevamente estoy en tu casa,
delante de ti.
Y contemplando tus piadosos ojos,
haciéndome la ilusión que ellos
están incrustados en los míos.
Mirar al mundo con tus propios ojos.
Es tanto el amor que siento,
mi Señor por ti,
que deseo todo mi cuerpo
se transforme en el tuyo.
Mis palabras de oración
son simples.
Mi alma te canta
lo que ella siente.
Vengo a agradecerte
todo lo que haces por mí.
Sabes que no soy egoísta.
Tendría que agradecerte
lo que haces en favor
de todos mis hermanos del mundo.
Pero hoy, especialmente
por esta transformación
que mi alma siente,
en favor, y en diferencia
a lo que sentía
en pasados días.
La vida y las circunstancias
me hacen comprender
muchas cosas que antes no comprendía.
Hoy acepto todo lo que antes no aceptaba.
Una distinta forma de vivir.
La que Tú me enseñas
a través de tus sagradas palabras.
Quiero sacar de mi mente
los malos momentos propios
y los de mis hermanos del mundo.
AGRADECERTE todo lo que estás
haciendo a mi favor... de vida.
SOBRE TODO, LA DE SABER ACEPTAR
TODOS LOS REVÉS
QUE A DIARIO SE PRESENTAN.
ACEPTAR, Y AMAR...
HASTA LA INDIFERENCIA.
Te miro, Jesús, y mis ojos
se empañan con lágrimas de sentimientos
llenos de amor hacia Ti.
Cansado de sufrir
y de maldades... de esos seres
que amar no saben a su prójimo.
Los amo igual, porque Tú
eres el que me enseña
a amar, como Tú amas...
Gracias Señor, estoy aquí
para agradecerte.
Derechos reservados de autor ( Hugo Emilio Ocanto- 08/10/2015)