Héctor(micorazón)

EL QUE LA SIGUE...

Conquistar nunca ha sido una tarea fácil, requiere paciencia, entrega, pasión, lucha, garras…y sobre todo, corazón. Hay muchos que creen que por el hecho de ser aceptados sin peros es una buena señal, es como si el destino les hubiera preparado todo para ese momento preciso. Pero hay otros que no creen en el destino, son ese tipo de gente que prefieren hacerse camino al andar y forjar su propio destino, no desisten ni se detienen hasta conseguirlo. De ese tipo de personas trata nuestra historia hoy.

 

Maribel es de estatura promedio (1, 65) Ojos verdes, cabello rizado largo hasta las caderas, sonrisa discreta, piel canela y tiene 34 años de edad en la actualidad. Tres y hasta cuatro veces frecuenta un local comercial de insumos para la agricultura debido a que su esposo es un reconocido agricultor de la zona.

Se nota en su forma de tratarlo y en el apoyo que le brinda, que realmente lo ama y desea su bienestar son una pareja envidiable, muchos amigos dan fe de como ella le respeta y cuánto él la ama.

Una tarde mientras ella esperaba a su esposo en el local comercial, el dependiente le hace la pregunta del millón....

 

 

... Ella sonríe y responde: - Uff si le contara no me lo creería.
- Bueno (dijo el joven) cuénteme a ver si yo aprendo algunas técnicas que su esposo haya aplicado durante el tiempo de la conquista.
 - Es que ni siquiera yo lo podía creer los primeros días (dice ella sonriendo y contorneando los ojos) porque el principio ni siquiera me gustaba.

- ¿Cómo? ¿Es en serio?

- Sí, le digo la verdad, él mismo se lo puede decir cualquier rato que venga hágale la pregunta y verá usted lo que le dice. Mire él vivía cerca usted sabe es un caserío en el campo y uno no puede evitar encontrarse con los vecinos.

Nosotros teníamos unos 17 años él y 14 años Yo. Siempre que yo pasaba me quedaba mirando, (usted sabe que las casas son altas) y desde el balconcito el me saludaba pero yo pasaba de largo como si no lo hubiese visto, me molestaba demasiado. Me tiraba besos, me hacía del ojito, me decía “ahí va la mujer con la que me voy a casar” o sino me decía “ahí va la futura madre de mis hijos” y yo, ¡que iras que me daba!, pero con más ganas no le “paraba bola”.

Cuando yo salía del colegio ahí estaba afuera esperándome para regresar conmigo en el mismo carro, y cuando se iba a sentar junto a mi yo ponía mi maleta y le decía “está ocupado” y se iba con la cara larga :) : ) : ) jajaja uy pero a veces quitaba mi maleta y se la ponía encima de sus piernas y se sentaba a mi lado, eran los 45 minutos de viaje más largos que tenía ¡Dios mío! Qué hostigoso qué era, muy meloso; me hablaba “que mira que tú me gustas mucho” “yo te quiero, párame bola” y yo en mi mente “ a qué hora llegamos” “ya que se calle diosito” “ni en sueños te hago caso” “ ni borracha me caso contigo”.

Ah pero en la noche solía ir a mi casa, mi mamá lo atendía le daba de comer era buen amigo con mis hermanos y mi papi le tenía buen aprecio, siempre que llegaba era Luisito para arriba y Luisito para abajo, uy yo no soportaba ni escuchar que lo nombraran.
Los primeros días que iba en son de conquista yo me buscaba oficio para no estar ahí con mis hermanos y él viendo la tele, me ponía a lavar los trastes, recogía la ropa que a veces está todavía húmeda pero hacia todo lo posible para evitarlo.

Ya después era tanta la insistencia cuando iba a mi casa que yo lo veía de lejos que venía y mientras él subía por la escalera principal yo bajaba por la azotea. Ese hombre me seguía y me perseguía como usted no tiene idea, mis amigas me decían “pero por qué no le das una oportunidad” yo contestaba hasta con enojo ¡es que ese hombre no me gusta muchachas! Mírenlo todo flaquillo, dientón, narizón uy no no no no ay no más.

Pasaron los años (cinco años exactamente) y durante todo ese tiempo me estuvo insistiendo para que le diera un si como repuesta. Me invitaba a pasear, me sacaba a los bailes en el recinto, cuando salía al pueblo al regreso me iba llevando chocolates, frutas, flores era muy detallista pero yo seguía terca que no y que no y que no.

Hasta un domingo por la tarde me quede mirándolo hasta bien noche como trabajaba y estaba pendiente de sus cultivos, salía a pajarear y siempre andaba con sus botas llenas de lodo con un machete bien desplayado que utilizaba para la deshierba.
Y yo dije entre mí, este hombre es feito pero es bien trabajador es serio y ha pasado tanto tiempo y de verdad que me ha “echado los perros” y no le he conocido otra chica ni nada, yo creo que este hombre si me quiere en serio no para pasar un ratito sino para formar una familia.

Y piensa que piensa estuve hasta que me decidí a darle la oportunidad y hasta el cielo de hoy no me arrepiento yo tenia 19 años cuando me casé con él, y no es que no hayamos tenido problemas sino que uno aprende a sobrellevar las cosas y estar en las buenas y en las malas joven.

 

El del mostrador estaba estupefacto y casi boquiabierto escuchando a la señora narrar la forma perseverante en que su esposo le había enamorado.

 

Esta es una de esas historias que te dejan ver la importancia de ser perseverante no solo para conquistar el amor de una dame sino en todo lo que respecta a la vida, rendirse antes de luchar sin agotar las opciones es una mala decisión. “Quien no espera vencer ya está vencido” solamente en la vida “el que persevera alcanza” y “quien la sigue ....la consigue”.