Mis noches se llenaron de insomnio,
cuando su presencia se ancló en mi memoria;
cuando su voz penetró en mi corteza,
y me inundó de mucha euforia.
Ella llegó como agua cristalina,
que suavemente se desliza en mi cuerpo;
adorada ternura mí corazón fulmina,
y me seduce en cada minuto de mi tiempo.
Su belleza como jardín de primavera,
con penetrante aroma de flores del campo;
que al mirarla fijamente mis ojos pareciera,
que cobijo con mi mirada todo su encanto.
Quiero beberla como agua pura y fresca,
para aplacar mi pasión sedienta;
quiero abrazarla cuando aparezca,
hasta que a mi corazón comprenda.
Hoy le escribo estos candorosos versos,
que fluyen de lo inédito de mi pensamiento;
y lo subrayo en los anversos,
porque apunto lo que siento.