El poeta lloraba, desdichado.
LIoraba por su musa, a llanto suelto.
En su angustia perdió su andar esbelto;
al poeta la cruel musa ha dejado.
Andando todavía en ese estado
el amor por su musa fue disuelto,
su tormento amoroso fue resuelto;
de su musa el recuerdo fue olvidado.
Recupera el poeta la cordura
y escapa de ese fatuo desatino
de adorar sin medida y con locura.
Ya el poeta no pierde su camino,
sus letras son plasmadas sin mesura;
escribir poesía es su destino.