Niña de ojos esmeralda y cabellos de oro,
de inmaculada frente y cara de amapola,
de níveos senos, como argentina caracola,
de dulce voz de plata, como violín sonoro.
Niña de mis ensueños, mi alegría y mi tesoro,
alma de volátil mariposa que se inmola,
angelical espíritu en radiante aureola,
ave del paraíso de suave trino canoro.
Vuelve a mí desde las más impolutas esferas,
abandona las lejanas y etéreas regiones
donde vaga tu espíritu aéreo y juvenil,
si deseas que no lleguen mis horas postreras
o que para siempre viva entre oscuras prisiones
do mis ojos no vean nunca más el cielo añil.