Los chismosos
Curiosos y ansiosos.
Comiéndose las ansias.
Otean por las rendijas
de las impúdicas persianas
que cubren a las deshonestas ventanas.
Los chismosos solos se invitan
y no le quepan dudas
que como las agitadas tempestades
se van sin que los boten.
Son los primeros que se enteran.
Exageran todo lo que escuchan
y lo cuentan sin temor
agrandando la versión.
Y cuando ya tienen la primicia
y ya están enterados, se van rapidíto
con el chisme calentito a contar la noticia.
Hay que ser el primerito.
Observan y luego escuchan
placenteramente y chismorrean
sin morderse la viperina lengua
y sin quitarse el embozo los adjetivos borbotean.
es su antigua misión, morbosa y ambigua.
Hablan en voz baja lo que no vieron,
solo cuentan lo que escucharon.
Lo que los vecinos estaban comentando
y muchas veces no entendieron.
Luego andan de metiches apostillando.
Son dueños de sus curiosas miradas
y patrones de los cuchicheos y susurros,
de los rumores y murmullos
y de sus razones ocultas.
Que fácilmente se traga la gente.
que nunca han visto los remolinos
agitando las aguas de los ríos tranquilos.
Es la ley del \"corre, ve y dile\"
Es el runrún de la calle.
Para soltar y propagar
hay que ser el primero para no quedar mal.
Y como un aluvión en forma compulsiva
Van de oreja en oreja,
Muy quedos y en voz baja.
Que se meten en la vida ajena
la vecina de al lado que en forma compulsiva
es la de la voz susurrante, la más incisiva,
la reina de la insidia.
La que muere de impaciencia
por la comidilla de los días.
Sin ton, ni son se bambolean
con la lengua suelta, larga y mordaz,
así como sutilmente lisonjean,
con la torpe lengua falsean.
Sociedad de hipócrita y chismosas
de serpientes ponzoñosas
rastreras y venenosas.
Cuidado con morderte la lengua,
con su aptitud ambigua,
porque con tu propio veneno
puedes morir envenenado.
De: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú.
D. R.